Lo has conseguido, la “L” ya es tuya. Después seguiste nuestros consejos y has encontrado el coche perfecto para empezar tu aventura al volante. ¿Cuál es el siguiente paso? ¡Conseguir que te acompañe durante mucho tiempo! Para esto nada mejor que un buen mantenimiento y, sobre todo, mucho cariño. Desde Balumba te damos unos consejos para cuidar tu primer coche y que no se te escape ningún detalle.
Siempre bien asegurado
Este punto es fundamental en cuanto tenemos listo nuestro vehículo. Lo más importante es contar con un seguro de coche que no solo te proteja a ti, sino también a tu vehículo. En Balumba contamos con varias opciones, además de una calculadora de precios para que puedas adaptarlo a tus necesidades.
Cuida la “alimentación” de tu coche
Seguro que más de una vez te has dejado llevar, por despiste o por falta de costumbre, y no has mantenido un control rutinario del coche. Os recordamos algunos detallitos que no se os pueden olvidar:
- No apures el depósito: Aunque tienen un espacio de reserva, este es para imprevistos. No es bueno para el motor que esperes hasta el último momento para rellenarlo, ya que pueden formarse burbujas de aire en el depósito aumentando considerablemente los problemas. Además, absorber gasolina de un tanque casi vacío acorta la vida útil con los sobreesfuerzos. Con el tiempo, también se producen sedimentos en el fondo del depósito y con un tanque vacío serán absorbidos por la bomba de combustible. Evitar que tu coche acabe “mal alimentado” tiene fácil solución, sustituyendo la pereza por una visita a tiempo a la gasolinera.
- Revisa el agua del radiador: Igual que tú necesitas beber agua diariamente, el coche también. Junto al radiador, verás un depósito transparente al que está conectado, y es importante que siempre tenga líquido. Este ayuda a que el motor tenga una temperatura adecuada mientras está en marcha, evitando que el motor se caliente. Circular sin agua puede provocar graves problemas en el motor, e incluso acabar con él para siempre. Y sin motor, no hay coche. Lo ideal es ir revisando periódicamente el depósito y echarle agua cuando sea necesario, siempre antes de arrancar para evitar que el motor esté caliente y pueda surgir algún problema. Además, no querrás quemarte con la tapa del depósito. Recuerda llevar en el maletero una botella llena de agua para emergencias.
Revisar el aceite
El aceite no necesita un control muy rutinario, pues es recomendable cambiarlo cada 15000-20000 km, aunque todo depende del fabricante. Los coches antiguos, sin embargo, necesitan que les prestes más atención: si tu vehículo es de antes del 2000, lo ideal es cambiarlo entre los 7500-10000 km.
Lo que sí que es importante es que cada cierto tiempo vayamos revisando los niveles, para evitar posibles sustos. Para ello, contamos con una varilla incluida junto a este depósito. La falta de lubricante en el motor puede derivar en problemas más serios, por lo que serán unos cinco minutos bien invertidos.
Ten en cuenta que para la medición no basta con sacar la varilla y ver el nivel que marca. Hay que limpiarla, volver a introducirla en el recipiente y entonces sí, observar que nivel indica para tener una medición realista.
Presta atención a los neumáticos
En contacto directo con la carretera, las ruedas son un elemento indispensable para desplazarnos, pero también son clave para nuestra seguridad al volante.
No olvides revisar la presión de los neumáticos de forma periódica, siendo lo ideal cada quince días. Para esto, es necesario que estén fríos. Si lo haces cuando están calientes la presión no será la misma y no podrás hacer una medición exacta.
Para saber la presión correcta, no olvides consultar la chuleta que encontrarás en el propio coche. Dependiendo del modelo podrás encontrar una tabla en la puerta del conductor, en el manual que lo acompaña o junto a la tapa del depósito de combustible.
Limpiaparabrisas a punto
El parabrisas -también conocido como luna o luneta- es fundamental para que tengamos una perfecta visibilidad y podamos conducir. Necesitamos mantenerlo en perfecto estado y, para ello, no hay que olvidar su limpieza.
- Escobillas, bien preparadas: es una de las claves para el mantenimiento del vehículo. Estando en mal estado, pueden restar hasta un 20% de visibilidad, como mínimo. Además, podrá rallar el cristal con el uso, y cambiar unas escobillas es mucho más fácil y económico que la luna completa.
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Líquido limpiaparabrisas: al igual que ocurría con el depósito de agua, tienes que mantener rellenado este depósito. Es algo fundamental para conservar en buen estado el parabrisas.
Aún cuando esté lloviendo y sea necesario activar los limpiaparabrisas, siempre es recomendable acompañarlos con un poco de agua para evitar rozaduras.
Te hemos contado algunos consejos básicos para cuidar tu primer coche, pero lo fundamental es que estés atento a cualquier detalle que pueda surgir. Y, sobre todo, que no olvides que el cuidado rutinario del vehículo debe estar tan presente como tu propio aseo personal. ¡La seguridad al volante está en juego!
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