Se acerca la Navidad y con ella las comidas de empresa, las reuniones familiares, con los amigos… Son unas fiestas en las que se come mucho y también se bebe mucho. El problema surge cuando después hay que conducir. Año tras año, diciembre se convierte en un mes fatídico en cuanto a siniestralidad en carretera debido al consumo de alcohol.

Conducir bajo los efectos del alcohol supone un grave riesgo para la seguridad, tanto propia como de terceros. Según el Comisariado Europeo del Automóvil cerca de un 33% de los accidentes con víctimas mortales en España se deben a los efectos del alcohol en la conducción. El alcohol es por tanto, la principal causa de mortalidad en las carreteras.

La tasa máxima de alcohol en sangre es de 0,5 g/L y 0,3 g/L en los casos de conductores con menos de 2 años de carnet o los profesionales. Superar esta tasa, además del riesgo para la seguridad, puede conllevar fuertes sanciones económicas, pérdida de puntos y del carnet de conducir e incluso penas de prisión. Además, la compañía de seguros de coche Balumba te advierte que los siniestros ocurridos estando el asegurado bajo los efectos del alcohol no están cubiertos.

A partir de los 0,3 g/L el alcohol ya provoca alteraciones en las percepciones sensoriales. Una ducha fría o una taza de café no disminuyen los efectos, tan sólo los inhiben unos minutos. Sin duda la mejor opción es evitar consumir bebidas alcohólicas. Sin embargo, es algo difícil durante las fiestas, por lo que lo más recomendable si tienes que viajar es utilizar el transporte público o turnarse al volante, así como evitar conducir de madrugada.

Balumba te desea unas felices fiestas… y precaución al volante.